Odontofobia: pánico en la consulta del dentista - Sedación dental Anestdent
logo-trans-e1567474102537 (4)

Odontofobia: pánico en la consulta del dentista

Tabla de contenidos

MIEDO AL DENTISTA

Aunque sabemos que para algunos pacientes acudir a la consulta del dentista no es siempre agradable, la gran mayoría de ellos lo hace porque antepone los beneficios que una visita a tiempo al odontólogo tiene para su salud. Sin embargo, hay determinadas personas que se sienten literalmente “incapaces” de sentarse en el sillón del dentista debido al miedo o la ansiedad que les provoca. En estos casos, podemos llegar a afirmar que el paciente padece Odontofobia: pánico en la consulta del dentista.

En una encuesta que realizada por la revista Dental Health Advisor, en 1987 se encontró que ir al odontólogo es la segunda causa entre los factores que más miedo producen en las personas, después de hablar en público.

En 1972, se clasificaron las situaciones odontológicas que más temor producen, y se encontraron que «el extraer un diente, sostener la jeringa de anestésico local frente al paciente, inyectar la anestesia local y abrir una cavidad, son las que más miedo producen”.

¿Es lo mismo el miedo al dentista que la odontofobia?

No, el miedo tiende a ser un sentimiento de inquietud de aparición súbita a un peligro real o imaginario, de acción corta, desapareciendo cuando el peligro o la amenaza externa pasa. Puede producir cambios fisiológicos tangibles tales como taquicardia, hiperventilación, sudoración intensa y otros. Como hemos comentado esta sensación es percibida por la gran mayoría de personas antes de ir al dentista considerándose como una reacción normal ante una agresión desconocida

La odontofobia, en cambio, es el miedo irracional y persistente a ir al dentista produciendo ansiedad sin explicación, o al menos no aparente, al que la padece impidiéndole así acudir al dentista y afectando negativamente a su calidad de vida. Para ser considerado como una fobia, este miedo se debe prolongar durante al menos seis meses.

La diferencia más importante entre el miedo y odontofobia será la medida en que la persona evita de forma activa ir al dentista a pesar de que le es realmente necesario ir. Por lo que, la persona con odontofobia evitará ir al dentista, mientras que la persona con miedo se enfrentará a ello sin darle mayor importancia, a pesar de la incomodidad o dolor que pueda llegar a sentir.

¿Qué genera el miedo al dentista?

En muchos casos es el dolor reforzado por malas experiencias anteriores, especialmente en la infancia; o los pinchazos de la anestesia; en otros el hecho de la postura incómoda, mantener la boca abierta y que se le introduzcan en ella muchos aparatos; también la incertidumbre ante lo que le van a hacer.

Habitualmente la odontofobia surge como una experiencia negativa durante la infancia en el dentista. A partir de esta relaciona el dentista con el dolor o estímulo fóbico, y que se generaliza a otros estímulos no dañinos, como el olor, la bata, explorar la cavidad oral, etc…

Estas malas experiencias repetidas en el tiempo junto con la posibilidad de ir posponiendo estas visitas evitando acudir al dentista son las condiciones más importantes para el desarrollo de esta fobia específica.

¿Cómo solucionar el miedo al dentista?

Por supuesto, para esta problema existen soluciones fundamentadas que van desde la preparación propia del paciente hasta la sedación para hacer la visita más confortable. Estas soluciones se pueden dividir en dos tiempos: antes de ir a la consulta o preparación y durante la consulta o exposición.

Sigues estos pasos para superarlo

Antes de la consulta:

  1. Identificar la razón del miedo: es importante reflexionar sobre las causas del propio miedo al dentista y analizarlas con tranquilidad.
  2. Solicitar información: el dentista le tiene que explicar los procedimientos a seguir, cuál será el siguiente paso, y que aplique la anestesia adecuada para cada caso para que exista un alto grado de predecibilidad, es decir, que sea el paciente quien controle la situación y que sepa lo que va a ocurrir en todo momento.
  3. Buscar un dentista o una clínica de confianza: pedir recomendaciones a personas cercanas suele ser el mejor método. Obviamente, es mejor que elija a un dentista que tenga especial empatía hacia la situación difícil que está atravesando, pues seguramente su intervención requerirá de paciencia y especial cuidado.
  4. Pedir a un amigo o familiar que te acompañe.

En la consulta:

  1. Avisar de la situación al llegar a la consulta: transmitir cómo se ha afrontado y cómo se encuentra en ese momento para que el odontólogo tenga la máxima información para ayudarte.
  2. Abstraerse durante la espera: la compañía jugará un papel fundamental aquí.
  3. Controlar la situación: es importante que el paciente sienta que tiene la posibilidad de controlar el estímulo temido a través de señales pactadas previamente con el dentista, o pedirle que le explique cada paso de lo que hace.

Conclusión

Por último, la sedación, como os explicamos en el anterior post, es un recurso ampliamente utilizado en estos casos y con una demanda cada vez mayor tanto por pacientes como por los propios odontólogos. Estos últimos identifican los casos más complicados y son los que finalmente proponen esta técnica para afrontar la odontofobia.